domingo, 28 de abril de 2013

Estruendo de hipopótamos


La boca es un ejército
tierno y poderoso,
cuánta paradoja adentro
y en los bordes,
dientes/lengua/paladar/labios/comisuras,
o decir,
espada y escudo y barricada,
debajo del ombligo está
su territorio predilecto
ahí en el llano (y sutil pelusa)
que desciende hacia el abismo,
abismado bosque
donde arrasa y se impone,
arrastra y muerde,
saliva y desordena,
saborea y desquicia,
la boca que incendia y lame,
en el remolino de todos los ríos
y los mares y las lluvias
su apoteosis,
y la rendición del cuerpo
al estremecimiento del goce.

martes, 23 de abril de 2013

Proliferación del putismo


Todas las otras
mujeres
de la vida de tu hombre
son putas, unas putas,
aquellas
que lo am(arg)aron,
y las que vienen, ahora,
igual que mosquitas muertas
a devastar tu paraíso seguro,
reverendas turritas arrastradas.

Todas las otras
mujeres,
(no la tuya, claro)
son putas, unas putas,
las esposas de tus amigos,
camufladas guerreras,
y las amigas de tu santa hembra,
putísimas:
te miran y se mean, y se babean
las muy putas reventadas del orto.

jueves, 18 de abril de 2013

Explosionar


Rujo tu nombre
en el descoyuntamiento
de cada cuerpo que me monta,
lo deconstruyo
en los sexos que encapsulan
el mío - la dramática pulpa -,
despotrico
con la impotencia furiosa
del que no tiene o pierde,
calculo tu peso específico
en mi plataforma
de muslos apretados,
tu volumen en el cráter
de mis brazos,
intuyo tu tacto
en la irremediable angustia 
de la piel,
no se disimula la sangre
no precisa boca que la expulse,
no existen riendas de dominar
escalofríos.

domingo, 7 de abril de 2013

Ni pájaros ni poema


                                              A la puta

No se conjuran ausencias
el santo día
con la mano en el sexo
como si fuera a salirse
o descentrarse, ni la fiebre;
ni esta fiebre
con inmersiones
o paños húmedos;
no es potestad del vino,
seco o abocado,
forjar abreviaturas
de la necesidad, el hambre,
que late y se retuerce
- abajo -
igual que un pez perplejo
atrapado 
en la enramada
sumergida.

martes, 2 de abril de 2013

Piedad (Una acepción)


Un asesino prescinde de ritos,
un profano que acelera
y suprime lo de por sí,
inevitable,
un asesino no evalúa
si su víctima lleva culpa en el cuerpo
o si una bendición
lo salvará de ir
de cabeza al infierno,
tampoco si sufrirá frío
en el fondo del río
o le molestará la tierra
en la boca, ahí sembrado,
como un tubérculo vulgar,

- un asesino descarta la piedad por engorrosa,
y para que los juicios ulteriores
lo tengan por "piadoso" -

el lado positivo de su arte
es que los deudos se ahorrarán
unos pasos lacrimosos - el ritual -
y unos pesos - la barbarie -
que servirán para que olviden al muerto
y puedan morir sin tanto apuro,
y de todas formas,
a quién le importa un sacerdote, un traje,
un absurdo maquillaje, el ataúd,
- no se precisa enterrador
bajo ningún punto de vista -
la tierra es una madeja caótica
de huesos, y la madera,
apenas un símbolo de nada,
un artilugio que el que mata
no toma en cuenta, sino en ocasiones,
como parodia, que se dice,
de simular su alboroto.