martes, 27 de noviembre de 2012

Para desarmar a la piedra

Quería desnudarse
hasta más no poder,
que no la arrope la sombra,
ni la proteja pelo ni palabra,
punzar el íntimo nervio
que late en lo profundo,
y murmurar, con disimulo,
en el punto de conmoción
- lóbulo, cuello, espalda -
un palabrario de viento y lluvia,
que no quede vestigio o huella,
escombro, viruta o polvo,
entonces la piedra demudada
en ternura divina e indecible.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Aporte al arte Culinario

Pastel de papas para estúpidos (42 comensales)


Poner a la abuela a hacer un puré, con las indicaciones precisas, si es que ya está más cerca del arpa que de la flauta. Si no hay abuela a mano, vale una tía, una prima o cualquier asno que ande por la casa sin hacer un corno. Calcule 1/2 Kg. de papas por persona y un huevo cada tres, más los aderezos que usted considere pertinentes, dentro de sus paupérrimas capacidades intelectuales. Solución: 21 kg. de Papas. 126 huevos.
Untar una fuente con manteca o margarina o aceite. Lo que raye. Si en la casa no hay nada, todo lubricante para practicar el sexo culinario (por ej. vaselina) será bienvenido.
Esparcir la mitad del puré en el fondo enmantecado de la fuente. Cuidar que no queden resquicios por los cuales se esfume el espíritu del manjar. Esto es importante.
Una vez hecho, ordenar sobre el puré 126 salchichas (o 252)  de carne. Si no hay de carne, no queda otra alternativa que usar las que venden las cadenas de supermercados y que están fabricadas con cualquier mierda. Sobre ese preparado, disponer lo que queda del puré, después de que los angurrientos de siempre hayan metido dedo o cuchara en la cacerola. Espolvorear con cualquier queso y llevar a horno caliente alrededor de 6.000 segundos. O sea.
Tome lo que quiera o pueda. Y coma. Coma y cállese.

lunes, 19 de noviembre de 2012

½

Dura la agonía 
de este amor
lo que tu obstinación
o mi desidia;
puede ser del barro
la voluntad demorada
o el súbito rayo
y su estrago fulminante;
puede ser cara o cruz
o latencia de tornado,
moroso veneno
o el puñal
y su decreto lapidario.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Diálogo de urgentes

Hablábamos todo el santo día con atolondramiento. Uno encima del otro, nos interrumpíamos. Como si nos poseyera una urgencia particular o ya tuviésemos que irnos. O entregar un recado impostergable. O el tiempo se escurriese inexorable - la urgencia de saber y hacer saber -. Como sí fuésemos morosos de los días, de los meses y los años derrochados. O torcer la caprichosa mano del destino, y el demorado encuentro.
Paríamos las palabras con el ansia de los amantes primerizos, con la efusividad caótica con que las hormigas presienten la tormenta, como la colisión involuntaria y risueña de los dientes al besar, o la torpeza de las manos que intentan deshacerse de una prenda que ya nos es incómoda. La emergencia del que llega tarde y se come las uñas y se arranca los pelos y ruega, mirando al reloj, con el temor con que se mira a dios.

sábado, 10 de noviembre de 2012

La noche es para ahorcarse con canciones

Antes de que vengan
los inquisidores a matarte
a palo y cacerola,
in your head,
pelá
pela alta poronga
como púa,
una canción de Patton
o de Banks
y que escurra
- The Pink Cigarette;
Arise, Awake -
y no se cuela el odio,
es el poder de las canciones
- muro o alfombra -
antes de picana
antes de cabeza sumergida,
la canción acariciará
tus pestañas
y después se enredará
en tu cuello
y te arrojará al vacío, río, mar,
amorosamente.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Espalda del deseo

Uno quiere que llueva
y cuando llueve, desespera,
porque sí, por infernal designio
o por azar la lluvia no cesase,
tornaría el negro cielo
en desmoronado Leteo,
tumba, nicho, túmulo,
lápida, ominoso epitafio,
líquido y efímero.