miércoles, 27 de octubre de 2010

lunes, 25 de octubre de 2010

Fiebre del culo

Soñé con ráfagas
de fiebre en el orto,
fiebre y pesadumbre,
como sí el oscuro túnel
escondiese un minero
que grita desde el fondo:
"estoy vivo
y no quiero salir";
como sí, imperiosamente,
el vacío necesitase
ser llenado,
obturado el acceso al Hades.

Soñé que me palpitaba
el agujero del orto,
como la boca de un pez
fuera del agua,
el anillo fruncido reclamando
una aspirina, un paracetamol,
que inhiba el fuego
de la fiebre,
trapitos mojados
en los bordes del volcán,
o quizá,
un termómetro particular,
que determiné
la dimensión de los calores,
la gravedad y el origen
del síntoma onírico,

deseo o lombriz solitaria,
mugre o paspadura,
hongos o comezón
o mera sugestión...

Imagen: web

jueves, 21 de octubre de 2010

Mariano


"Porque la vida real está en otra parte. Los estudiantes arrancan el empedrado, vuelcan los coches, levantan barricadas; su entrada en el mundo es bella y ruidosa, está alumbrada por las llamas y la festejan las explosiones de las bombas lacrimógenas"  Milan Kundera - "La vida está en otra parte" 

Sería un estudiante,
sería un militante,
sería la oveja negra 
de la sociedad y la familia,
sería un perseguido,
su puerta estaría marcada
con un signo de sangre,
sería un chupado,
sería un secuestrado,
lo llevarían al Olimpo,
o quizá,
a la Escuela de Mecánica
de la Armada,
lo pondrían en una mesa fría,
de metal,
como las mesas de morgue,
desnudo y aterrorizado;
sería un torturado,
un debido obediente
le arrancaría las uñas,
y lo atormentaría
con descargas eléctricas
en las bolas
hasta dejarlo exhausto,  
sería un muerto
y lo arrojarían al mar
desde un avión,
como se arroja una bolsa
con mierda.

Para su madre,
sería un desaparecido,
lo buscaría infructuosamente,
engrosaría las estadísticas
del "algo habrán hecho".

El asesino sería
el mismo, 
el mismo hijo de puta
que lo mató,
30 años después.


lunes, 18 de octubre de 2010

Rescate


Deberíamos tratrar al amor
como a un muerto,
rendirle sentido homenaje,
prosternarnos
ante su cadáver,
llorar, ritualizar
su breve existencia,
temerle
como se teme al enemigo
(muerto),
que vendrá por la noche
a atormentarte
jugando con tus pies,
bajo las frazadas,
puede ser,
por qué no,
que de un muerto
bien tratado,
surjan creaciones
más jugosas,
que de este eterno agonizante,
postrado y sin color.

viernes, 15 de octubre de 2010

Esto es una apología


Quisiera que la mujeres gobernasen mi país. No las feministas, no las subyugadas, no las rencorosas, no las malintencionadas. Sino aquéllas que llevan en la palma de la mano la tersura del ángel. Sino aquéllas de un corazón tan sensible que se parte al reflejo de la lágrima ajena. Aquéllas que en la lengua portan los sabores todos, la dulzura del niño y su sonrisa, la amargura del egoísta y el agrio zumo de las derrotas cotidianas. Las mujeres que no ahorran en caricias pero que no reparan al momento del azote.
Quisiera que las mujeres gobernasen mi país, como sólo las mujeres saben llevarte de la mano, como sólo las mujeres saben darte esos destellos de luz inolvidables, como sólo las mujeres saben eso de repartir el pan y no "dar para recibir". Como sólo las mujeres saben construir refugios cálidos en el terror de la tormenta.
Quisiera que las mujeres gobernasen mi país. Esa casta de mujeres que vuelan envueltas en nubes de pasión. Esa horda enardecida de "mujeres que aman demasiado". Quisiera que gobiernen las mujeres como gobiernan sutilmente las superficies del amor. Con delicadeza, con sentimientos, con la imponente existencia del rayo.

Imagen: Paul Gaughin -  "Mujeres tahitianas en la playa"

lunes, 11 de octubre de 2010

Brevedad de la posesión


A veces tramo
volver a lo que fue
y no debo poseer,
por omisión o error,
por gravedad
o sutil degradación;
a veces quiero
lo que no se tiene a mano,
nunca más (y nada se tiene),
pero se tuvo
como se (re)tiene
el rayo en la retina,
como se (sos)tiene
el viento en la mano
(y nada se tiene);
pero a veces quiero
tener lo que tuve,
tenerlo, solamente,
como se tiene la certeza
del demonio
o de no transitar
el camino equivocado
(y nada se tiene).

Imagen: Paul Delvaux (Un regalo de Marichuy)

jueves, 7 de octubre de 2010

Inminencia

Las cosas atragantadas
levantan una gran estructura,
proceso de indigestión,
como un edificio hecho de piedras;
por una mano
que mueve la parte
el todo se derrumba;
las cosas atragantadas,
están ahí, latentes,
como un virus ciego
que cuando se desata,
nada sobrevive
a su devastación;
explotan,
las cosas atragantadas,
de tanto llagar la membrana,
irritar, rasgar la tela;
un vómito impresionante,
una diarrea imparable
de la ardiente boca,
el río que se desborda,
voluptuoso y tragedia;
llevo las cosas atragantadas,
pero me muerdo los labios,
comprimo los dientes,
sostengo ácida lava
en el túnel,
para no soltarlas,
para que,
cuando la mano funesta
afloje la piedra
sea el diluvio final.

Imagen: William Turner - Tormenta de nieve

domingo, 3 de octubre de 2010

Mientras eso pasa


Mientras hacemos el amor
me como las uñas,
y no te participo
de la imagen
que me cruza,
como un cuervo atolondrado
en la noche,
el pensamiento.

Mientras hacemos el amor
me rasco la cabeza,
y ni te cuento
del hueco doloroso,
fulminante,
que crece ácido,
del esterón
un trecho más abajo.

Cuando hacemos el amor,
en el instante
previo a la explosión,
yo bostezo, tosco Sancho,
y no sé si te gusta
o simplemente estás pensando,
en qué vas a cocinar
después de cabalgar.

Imagen: Neckomantik II