lunes, 28 de febrero de 2011

Piqué (Tenor amoroso: 0%)


Si yo fuese Piqué
no me llamaría Gerard
pero jugaría en el Barça
y a la salida de cada práctica
me haría de mimitos
con Ibrahimovich, por más,
que no me plazca su nariz:
me gusta lo demás, su juego,
su sonrisa, y eso alcanza,
y por más, que Zlatan,
ahora brille en otra parte,
me haría algunas escapaditas
a Milán,
a hurtadillas, en secreto,
sin flash de paparazzis;

si yo fuese Piqué,
no me cambiaría casi nada,
excepto, ya lo dije,
el nombre, y además,
no llevaría
esa tonta barba
de héroe griego desfasado,
pero si, me pasaría
los feriados
haciéndole arrumacos a Shakira,
marca personal a sus caderas
y rogándole que no cante
nunca más,
y mientras hacemos el amor, al Mango,
nos desarmamos en carcajadas
por sus patéticos amores del pasado.

viernes, 25 de febrero de 2011

Decires del amor (Último derrape)


Dos (2) en una esquina, dicen,
     que el amor es un asunto serio ):
          y se arrancan compromisos
               como si fuesen trozos
                       de su propia carne.
En otro rincón del mundo (X)      
          desmenuzan el valor ($)
                 de la palabra,
                     si es que "amor"
                          es demasiado pequeña (o)
                               para abarcar algo tan grande (o)
o si es que la palabra vale
          como toda experiencia sensorial,
                   o si en fin, es palabra nimia
                              con demasiadas pretensiones,
                                      infundadas, improbables.
Por si acaso, yo te advierto (*),
        que no adhiero a ninguna idea (?¿)
              que haga de mi, una posesión (IIIII):
                      this is a game. Fue.

martes, 22 de febrero de 2011

Es un decir


Amor es intermitencia,
líneas que fluctúan,
del ladrón redimido
la plenitud eufórica,
y después,
el negro hueco del vicio
donde palabras, todas,
rabiosas y dóciles,
bullen
como aguas del infierno,
y se funden, dolorosamente,
y erigen
columnas, edificios, ciudades,
para vivir creyendo
que esa es la vida segura,
la vida,
y no lo es.

viernes, 18 de febrero de 2011

Nada que decir


Ha de ser que el sol
me quemó las tripas del cerebro,
que no tengo cosas para decir
o volver a decir las repetidas
cosas que siempre digo.

Ha de ser el río
de montaña, el que barrió
las mollas molestas
que nublaban perversamente
mi corazón seco.

Ha de ser el amor,
visitante fugaz y ardiente,
el que llena cuencos negros
donde hierven las cosas
para decir que ya no encuentro.

lunes, 14 de febrero de 2011

Nuevas humedades (Perspectiva del puente)



"Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura..."
Julio Cortázar (claro)

Podría quedarme a vivir
en ese puente,
puente tenso que va
desde tu oscuro ano
a la candente superficie
de tu roja vagina.
Ahí me quedaría, palabra de honor,
y desde tan suave pasarela
contemplar
tu humanidad toda,
desde su soberbia dermis
reírme del mundo y sus miserias,
y desbordarlo de aguas mías
en imponente colisión
con aguas tuyas.

Imagen: Web

miércoles, 9 de febrero de 2011

Amor y pelambre



"Y en verdad les digo, que estoy en las sierras..."

Nos vinimos un tiempito a las sierras,
el verde está imponente,
el sol radiante, y mi chica,
con el cuerpo que parece porcelana.
Dos días antes fue a la peluquería,
el pelo le quedó de ensueños,
y se hizo depilar minuciosamente
los rincones,
también se afeitó las piernas
y se quitó, toda sospecha
del rostro,
la siento lisa y suave.
Cuando regresemos,
el cabello se la va a desordenar
y perderá brillo rápidamente,
los pelos del pubis, entretanto,
se dispararán en muchas direcciones,
y se asomarán por los costados
de las bombachas rotas,
las piernas peludas
como jugadores de fútbol,
y ya creo percibir una fina barba
en el mentón.
Y así es el amor.

Imagen: Salma Hayek 

viernes, 4 de febrero de 2011

Vida y pasión de los dedos


Perder mis dedos en tus rincones,
mojados hasta la dilución,
perderlos, como se pierden,
desgraciadamente,
soldados en batalla,
perderlos en un rapto
de furia divina y diluviana,
como se pierden para siempre
los árboles arrasados
por tornados,
perpetuarme en tus cauces,
hurgar hasta que mis dedos sean
raíces de tu carne,
y hasta que tu carne sea mi sostén,
mi bastimento,
hasta que se esfumen
los contrastes,
perder mis dedos
en todas las bocas tuyas,
hasta que implores
que ninguno se desprenda,
que no defeccione
en la exploración profunda,
en la frotada búsqueda del genio,
perder mis dedos en chispas,
en llamas, en incendios imparables,
hasta tu grito,
hasta tu estremecimiento,
hasta que locamente
demostremos, que el agua
también puede encenderse
y devenir magnánimo deleite.

Imagen: Auguste Rodin